Tomás Villalón, Nicolás Norero, Leonardo Quinteros
Fotografía: Leonardo Quinteros
Desde la implantación al borde del lago hasta la decisión de volcar un programa tan cerrado como un teatro al exterior a través de un gran ventanal que mira al lago desde el interior de la sala; el teatro no solo respeta el entorno sino que se funde en él, enalteciendo su belleza natural.
Sobre un zócalo de hormigón que alberga los camerinos y servicios, el volumen está compuesto por dos cajas, una dentro de otra. La exterior translúcida y tejida con madera acoge en su perímetro los espacios públicos e indefinidos como el vestíbulo, la cafetería y la sala de exposiciones. En el interior, una caja ciega con capacidad para 250 personas está concebida como un espacio flexible para la enseñanza de diferentes artes (música, pintura, danza y literatura, entre otras), así como para mostrarlas y representarlas al público general. El volumen opaco, aislado acústica y térmicamente, se abre al lago por una única ventana en todo su ancho.
Asimismo, la elección de la madera como material principal refleja el respeto por la tradición constructiva local, y a través del uso de nuevas tecnologías y recursos inteligentes, da lugar a algo que suena hasta imposible: un edificio de madera que por momentos es traslúcido.
Textos: extractos de ArchDaily y ArquitecturaViva
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